jueves, 28 de mayo de 2009

El BIcho



El estar de cara al público te da grandes satisfacciones, como la de conocer al grupo de música "El Bicho",
que pasaron por nuestra casa el viernes 22 de mayo.





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lunes, 25 de mayo de 2009

Relatos: LAURA

Tenemos el placer de presentaros otro de nuestros relatos: Laura
Muchas gracias por participar, y enhorabuena por el resultado.

Laura

“Laura” – Fueron mis palabras tras despertar de ese sueño plácido que había elegido como se elige el color de la pared de una suite recién estrenada.

No sabía donde me encontraba y desconocía la utilidad de esa máquina a la que estaba conectado, pero reconocía las caras de aquellos que se hacían llamar familia que me miraban con una especie de indulgente compasión. De repente, todo era verde, pero no era el verde del terciopelo de las suntuosas cortinas del hall sino un tono lúgubre que me traía de vuelta a la realidad más prosaica, al espeso trago de la rutina más ensordecedora. Fue mi cuñada la que entre sollozos me contó que una camarera había encontrado mi cuerpo en la bañera de la habitación 212 del Hotel Amor, sumido en la hipnosis ocasionada por la química en exceso. Entonces entendí que seguía atrapado.

Me presento. Me llamo Carlos, tengo cincuenta años y soy lo que la sociedad actual considera un hombre de éxito. Director de marketing de una discográfica, con un elevado nivel de vida que nunca me molesté en disimular. Viudo, sin hijos. Soy un maduro atractivo, me dicen ellas y hay varias “ellas” en mi vida. Llevo una vida de vértigo, dominada por una apretada agenda, un teléfono que no para de sonar y cifras que dependen en gran medida de mi capacidad de resistencia. El año pasado me dio un infarto, el estrés es algo tan mío como mi grupo sanguíneo.

Una foto olvidada fue la que desencadenó los acontecimientos. En la vieja instantánea amarillenta, atrapada en el fondo de un cajón y encontrada por casualidad, aparecíamos Laura y yo hace veinte años, en la misma bañera de espuma en la que encontraron lo que quedaba de mí, felices, ausentes de todo lo que habría de llegar. Era en el hotel donde pasamos nuestra luna de miel brindando por nuestro amor.

- Carlos, estás loco. No te puedes ir ahora, estamos a tope de trabajo – me ruge desde el otro lado del auricular uno de los jefes de producción

Salí dando un portazo y me dirigí a casa para agarrar un par de mudas, el cepillo de dientes y las pastillas para dormir. Me sentía libre, irresponsable por primera vez en mucho tiempo. Cogí el primer tren y al día siguiente, muy temprano, llegué al destino de mis sueños. Era como si el tiempo se hubiera detenido allí, casi nada había cambiado en aquel pueblecito en mitad de la sierra. Huí de mi vida, huí de mí. Llegué a la recepción y aspiré hondo. Me reencontré con todo lo que fui, de forma abrupta, sin escala previa… Afloraron de nuevo los recuerdos.

Es entonces cuando vislumbré nuestros primeros besos, a escondidas. Cerré los ojos y casi pude sentir aún su boca temblorosa entreabierta, paladeé la inocencia, me deleité en ella como el que saborea un manjar exquisito y olvidado. Todo aquello fue breve pero muy dulce, como han de ser los placeres…Me tumbé en la bañera. El agua me llamaba desde lo más hondo. Laura me invitaba a escapar de todo. Esperé al sueño.…

Ayer me dieron de alta en el hospital y esta mañana he vuelto al trabajo. Papeles que se acumulan sobre la mesa, el teléfono incesante y la secretaria de turno cacareándome sin parar. Abro el cajón y miro la foto: Laura y yo: la vida y yo. Y entonces lo entiendo. Salgo de la oficina sin dar ninguna explicación, tiro mi teléfono móvil en el primer contenedor que encuentro a mi paso; me dirijo a la estación, excitado, valiente: tengo una cita con la vida en el Hotel Amor.

Marian Jiménez Marín
Jaen