martes, 13 de abril de 2010

Museo Etnográfico de Baztán, en Elizondo

"La casa Puriosenea de Elizondo, convertida en museo etnográfico desde 2003, es uno de los edificios más antiguos del casco urbano la localidad. Data de finales del siglo XV y principios del XVI y su encanto exterior es un pequeño aperitivo de lo que el visitante puede encontrar tras sus muros: una magnífica colección de piezas relacionadas con las formas de vida y de trabajo propios del valle de Baztan ya desaparecidas o transformadas radicalmente en las últimas décadas.

La historia de este museo se remonta al año 2001, cuando la familia Iturria-Repáraz cedió generosamente el uso de esta casa al pueblo de Elizondo con el fin de que se destinase a albergar un museo que recogiese la historia y costumbres de Baztan. Dos años más tarde nacía el Museo Etnográfico de Baztan “Jorge Oteiza” , denominado así porque que el artista vasco Jorge Oteiza donó en 2002 la escultura “Maternidad”, que se encuentra en el pequeño jardín frente al museo.

Si la visita a este lugar ya se había convertido en una parada imprescindible para conocer los usos y costumbres baztanesas, a partir de esta primavera el museo ofrecerá un motivo más para hacerlo: una muestra permanente de 61 obras del artista Javier Ciga. La colección, que incluye 47 óleos, una acuarela, 12 dibujos a lápiz y uno a carboncillo, ha sido donada por la Fundación Ciga, el Ayuntamiento de Baztán y el Gobierno de Navarra para rendir homenaje a la relación pictórica y personal que mantenía con el valle.

Gracias a esta exposición permanente, el museo ofrece al visitante un recorrido evocador del pasado del valle, doblemente atractivo al conjugar la contemplación de los enseres recuperados del olvido con las escenas que recrean, con una gran calidad artística, los ambientes en los que fueron utilizados.

Las escenas costumbristas de Ciga
En la primera planta del Museo se exponen cuatro de las obras que pintó el artista coincidiendo con su estancia parisina. “Bajo el árbol de Jauregizar” , “Proclamación del Primer rey de Navarra”, “Salida de Misa” y “Sokadantza” son obras de gran formato de carácter narrativo y decorativo que reflejan los postulados estéticos e ideológicos de la época.

La segunda planta acoge retratos, un género en el que Ciga mostró especialmente su capacidad artística. Entre los trabajos figuran retratos infantiles, un autorretrato y dos retratos de su mujer. Además, la colección también incluye un dibujo al carboncillo con el que ganó la medalla de oro de la Academia de San Fernando, pequeñas tablitas de paisajes parisinos y baztaneses y diversas obras que representan escenas típicamente baztanesas.

La obra del pintor pamplonés Javier Ciga (1877-1960) hunde sus raíces en el Romanticismo y en el Realismo. Del primero tomará su amor por la tierra y las gentes que inspiraron su obra; del segundo, su obsesión por plasmar la realidad y llegar a la perfección, superando el academicismo. Su paso por París le permitirá incorporar los nuevos usos y técnicas del Impresionismo y Postimpresionismo, aunque su estilo siempre se mantuvo fiel a la perfección realista y a los grandes valores de la pintura.

Entre casas señoriales y palacios
Aproveche su visita al Museo Etnográfico “Jorge Oteiza” para recorrer el casco antiguo de Elizondo y contemplar su magnífica arquitectura salpicada de casas señoriales y palacios. Entre los monumentos artísticos que no puede perderse se encuentran el palacio barroco de Arizkunenea, el Ayuntamiento, el palacio de Datue, la casa del virrey o la iglesia de Santiago.

Rodeada de un entorno natural idílico, la animación y bullicio de la capital del valle de Baztan han convertido a esta localidad en el lugar preferido por los pueblos vecinos para celebrar las ferias y los mercados. No se vaya de Elizondo sin probar el "urrakin egina", un delicioso chocolate con avellanas enteras que podrá comprar en las pastelerías de la localidad."

revista iberica