sábado, 27 de marzo de 2010

CAfecedario de Baqué: F de Floración

F de Floración

YO SÓLO TRANSCRIBO LAS PALABRAS que en su día plasmara Karen Blixen en su libro, La granja africana. Las transcribo y las suscribo pues no hay momento de mayor belleza en una plantación que éste que se da cuando estalla la floración –o, como llaman en Brasil, la florada- a la cual estamos atentos todos los cafeteros que vivimos de esto:

-¿Cómo ha ido la florada en Brasil?
-Me comentan que bien, que ha sido excelente y que se espera buena cosecha en volumen y en calidad.
-Pues atentos que la Bolsa bajará. Y ase sabelo que pasa cuando la oferta se dispara y el consumo sigue siendo el mismo.
-Pues sí.
-Pues eso. Quietecitos que ya compraremos.

Y la Bolsa, siguiendo los dictados que le salen de donde quiere, sube y nos deja a todos con un palmo de narices. Cosas de especuladores y fondos de inversión. Pero volvamos a cosas menos prosaicas.

Acompañando a las lluvias, de las axilas de las duras hojas brotan bellas flores blancas que se asemejan a las flores de jazmín. Lo de las lluvias no es gratuito pues durante toda floración las necesidades de agua del cafeto se disparan y las fuertes lluvias tropicales sacian la sed de la planta.

Las flores blancas son de una efímera belleza pues sólo vivirán unos cuantos días, los justos para que el polen las fertilice, para que de cada una de ellas nazca una cereza.

Donde las estaciones están bien marcadas, la floración y la cosecha están bien definidas. No así ocurre en aquellos países donde no existen diferencias climáticas importantes a lo largo del año salvo la fuerte temporada de lluvias: esta húmeda temporada marca la floración principal y, por tanto, su principal cosecha meses después; pero se producen, además, floraciones secundarias y esporádicas a lo largo de todo el año con la aparición de breves lluvias que alimentan el crecimiento de la flor. También esta es una hermosa visión, la de aquellas blancas flores que brotan  entre las rojas cerezas que ya han madurado y las aún verdes que en trance están de hacerlo. Así ocurre en Colombia donde no es raro ver en octubre las ramas de los cafetos preñadas de cerezas rojas de la cosecha principal y entre ellas las blancas flores de jazmín que anuncian la breve cosecha de dentro de seis meses que ellos llaman mitaca.

Karen Blixen, o Isak Dinesen, tanto da, se extasiaba viendo el cafetal en flor. Pero también, como todos los cafeteros del mundo, se pasaba horas mirando el blanco cafetal porque le anunciaba el volumen de la cosecha venidera, la cosecha que tendría que recoger. Ya comenzaba a hacer planes, cálculos, comenzaba a organizarse, pero aún le quedaban de seis a ocho meses para recoger la primera cereza. Ya estaba ansiosa, nerviosa, deseosa de preparar las primeras cerezas y comprobar que la calidad de este año iba a ser superior.

Y todo eso se lo imaginaba ante la visión de su nevado cafetal.   

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